Cómo pedir el número de teléfono a una chica es una pregunta que parece más bien sacada del instituto, sin embargo es una preocupación válida como otra cualquiera para aquellos hombres que están intentando exprimir al máximo las páginas de casadas adúlteras. Así pues, creo que es mi misión ayudaros con este asunto, que os adelanto, nada tiene que ver con las dificultades que entraña en un cara a cara. Veamos cuáles son las circunstancias más habituales.
Espera a que las mujeres casadas infieles comiencen a apegarse
Cuando las conversaciones se suceden es normal que lleguen a formarse vínculos. Sin embargo las páginas para casadas adúlteras solo sirven como detonante para una relación. En algún momento hay que dar el paso y dejar atrás el marco digital para verse cara a cara. De otra forma todo el esfuerzo que se deposita en estas relaciones no vería jamás su recompensa y eso es algo que, creo que estamos de acuerdo, no se desea ni de la manera más remota.
Cuando notemos que nuestra interlocutora empieza a mostrar señas de hastío o que la relación a través de la pequeña caja de intercambio de mensajes ya no es suficiente, ese, y solo ese, es el instante en el que debemos empezar a pensar cómo pedir el número de teléfono a una chica. A partir de aquí las cosas se sucederán de manera natural. No hace falta siquiera poner las cosas desde un punto de vista positivo. Un «Esto ya no es lo que era» puede ser un catalizador muy efectivo para comenzar a acelerar el proceso. «Se me ha quedado pequeño el chat, creo que deberíamos conocernos». Puede que parezca excesivo, pero tal vez no lo sea. Quedar es más seguro que darle tu número de teléfono a un desconocido que has conocido en una página de infidelidades.
Llegados a este punto se pueden dar dos situaciones diferentes. Algunas mujeres casadas infieles se sienten muy tentadas por la idea de dejar atrás el sosos chat y la palabrería y retomar las riendas de una relación prohibida que se desarrolla a paso fugaz, que está llena de misterio y pasión, que las hace sentir vivas. Otras mujeres casadas infieles son mucho más recelosas, esto es totalmente comprensible si nos ponemos a pensar en ello. Dar un paso más significa dejar el tonteo y actuar. Ya no habrá vuelta atrás. Ya no podrán decir a su marido o novio que tenían dudas pero que finalmente decidieron quedarse con él. Lo siguiente es ponerle los cuernos ni más ni menos que contigo. Con un poco de zalamería puede que te ganes el afecto de estas mujeres dudosas que caminan por una cuerda muy floja. «Nadie se va a enterar» o «Llevo mucho tiempo haciendo esto y mi mujer jamás ha sospechado, no hay peligro» puede disuadir. Pero un maestro da un golpe de efecto tal que no dejará lugar a las dudas en el obnubilado cerebro de su interlocutora. En vez de preocuparte tanto de cómo pedir el número de teléfono a una chica, dale tú tu teléfono especial. Esto le dará confianza y hará que esté mucho más dispuesta a contactar contigo en persona.
Cómo pedir el número de teléfono a una chica tras un encuentro
Una vez os hayáis encontrado por fin y hayáis retozado a gusto en el hotel de vuestra elección, una vez os hayáis confesado el uno al otro lo meticulosos que tenéis que ser para que no os pillen, compartido vuestras estrategias e intimado más gracias a compartir estos secretos perversos, entonces estarás en condiciones de pedirle su teléfono y que ella no resista a dártelo. Tienes que ganártelo. «No te preocupes, te pondré como nombre Jaime compañía», «Nadie sabe que tengo este teléfono», «Te llamaré como número anónimo»… Unas frases fáciles de recordar (además de consejos útiles para tener muy en cuenta) que le darán a ella una sensación de confort y seguridad impagables. Con estas relaciones sofísticas al final en nivel de la presión sanguínea se eleva en demasía.
Cuando la cosa no va bien: de perdidos al río
Ocurre a veces que lo que empieza con buen pie comienza a torcerse paulatinamente. Si nos vemos metidos en una conversación de chat con características similares conviene cortar por lo sano. Esto nos ayuda de dos maneras: nos deja con buen sabor de boca al sentir que no hemos dejado de tener control sobre la situación y puede servir como bocanada de aire fresco. Cuando la conversación empieza a marchitarse un sencillo «Me está encantando chatear contigo pero siento que no es lo mismo que si pudiese escuchar tu voz, ¿te importa si hablamos por teléfono?» puede poner de nuevo al tren del amor sobre las vías.